Scorsese se atreve a desmantelar una pintura que se había prohibido mostrar. Su admirable valor y firmeza al momento de proyectar de forma casi documental las calles neoyorquinas durante las décadas de los 70 y 80 es sencillamente perfecta. Realiza un relato descriptivo único de la sociedad norteamericana, utilizando elementos y recursos habituales, muy típicos del estilo Scorsese, como el uso de antihéroes, la obsesión por la religión, el estilo de vida de los gángsters y su singular exploración de la violencia en la sociedad estadounidense. Es, sin lugar a dudas, uno de los artistas más visionarios y representativos del cine norteamericano, uno de los pocos que ha logrado plasmar e influir de sobremanera dentro de la cultura y sociedad norteamericana.
Lo que logra junto a Paul Schrader (habitual colaborador y guionista de Scorsese) con Taxi Driver (1976) es un relato extremadamente realista de la sociedad norteamericana a finales de la década de los 70. Con esta cinta, Scorsese retrata el Nueva York post-guerra de Vietnam como un antro de perdición, como muestra de una sociedad en crisis, donde la violencia, la corrupción, el racismo, la prostitución y la delincuencia son "pan de cada día".
Taxi Driver es, probablemente, la película de Scorsese que más refleja a la sociedad norteamericana. Si bien había logrado con Mean Streets reflejar a la sociedad ítalo-americana dentro de un espacio determinado, en Taxi Driver Scorsese va mucho más allá, retratando a la sociedad norteamericana en general, no solo una parte de ella. Lo que logra Scorsese con esta obra es proyectar una devastadora y reveladora radiografía de la estresante y violenta sociedad urbana neoyorquina. Visualmente es un verdadero prodigio apreciar como Scorsese con sus planos, secuencias y movimientos de cámara nos muestra a una sociedad absolutamente decadente, un descenso real a los infiernos nocturnos de las calles de Nueva York. Es precisamente esta ciudad junto a sus habitantes los que conforman un verdadero personaje dentro de la película, desquiciando y enfermando aún más a un personaje que desde un principio se nos presenta bastante solitario y desequilibrado como consecuencia de su traumática experiencia bélica en Vietnam. La intención de Scorsese y Schrader con esta película fue realizar una crítica aguda y ácida a la corrupta, violenta e hipócrita sociedad norteamericana de los años 70, intención que sin lugar a dudas cumplió con su objetivo. La utilización de antihéroes en las obras de Scorsese es habitual y en esta película obviamente no es la excepción. Travis Bickle, personaje interpretado de manera brillante por un -en aquel entonces- joven Robert De Niro (habitual colaborador de Martin Scorsese), es la representación física de la decadencia y la paranoia. A través de los ojos de él, somo testigos presenciales de un submundo completamente decadente, corrupto y enfermizo habitado por depresivos, prostitutas, delincuentes, proxenetas, fracasados, criminales y asesinos. Una ciudad de Nueva York sin esperanza, sucia, maloliente, agobiante y deprimente, es el escenario físico y psicológico en el que Travis se mueve. Scorsese nos presenta, con la figura de Travis Bickle, nuevamente esa dualidad conductual que presentan sus personajes, dualidad definida por la noción de antihéroe social. Sin lugar a dudas, Travis es un hombre solitario y completamente defraudado de un sistema que ya no soporta, ya que es testigo habitual de lo que él denomina como "la suciedad en las calles". Por consiguiente, Travis decide "barrer" esa suciedad y para ello decide actuar de una manera extremadamente violenta y desequilibrada. Teniendo en cuenta todo lo anterior, la interrogante que surge es la siguiente: ¿Quién es realmente Travis Bickle? ¿Es un individuo desadaptado, desquiciado y perturbado mentalmente o sencillamente es un ciudadano más que no soporta vivir en una sociedad que cada día se torna más miserable y corrupta? El final de la película, en el cual Travis termina siendo un "héroe social", es sencillamente notable, ya que da lugar a una serie de interpretaciones que no valdría la pena mencionar, tan solo basta decir que Taxi Driver es la consagración de Scorsese, que con Mean Streets ya había dado claras señales de una propuesta crítica y una visión única sobre las relaciones sociales y los graves problemas que afectan a la sociedad urbana. A partir de Taxi Driver el estilo scorsesiano queda definido, y su poética de la violencia queda claramente patentada. El constante uso de la violencia en sus películas es fundamental para comprender la propuesta estética y social en el discurso artístico de Scorsese. En Taxi Driver, y posteriormente en Raging Bull (1980) y Goodfellas (1990), esa poética de la violencia queda al descubierto y se vislumbra como un componente esencial en el pensamiento "scorsesiano".
Taxi Driver es considerada por la mayoría de los críticos especializados como un clásico indiscutible del cine norteamericano de todos los tiempos, no por nada seguimos viéndola una y otra vez, maravillándonos por su exquisita técnica, esos primeros planos y acercamientos, esos juegos de cámara que solo Scorsese logra traducir en experiencias vitales. Todo esto, más una brillante trama y diálogos precisos hacen de Taxi Driver la consagración definitiva de un visionario cineasta.